miércoles, 24 de agosto de 2016

Las rubias

Muchas veces en el cine se nos presentan hechos inverosímiles que lastran la coherencia de un film, o bien las hemos de “comprar” para poder disfrutar de la historia que se nos cuenta. Esto es común por ejemplo en el cine de terror o ciencia ficción, donde “pactamos” con los creadores que existen los vampiros o las hadas o que los animales hablan, y por supuesto mucho mejor desde el principio. Puede funcionar también en la comedia, y esto es lo que intenta Las rubias, un corto que parte de una premisa que se cae por todos los lados: no se puede distinguir a una rubia de otra. Y bueno, es difícil de "comprar", sobre todo eniendo en cuenta que el tono del corto no es disparatado. Lo que podría haber sido un sketch gracioso tiene a veces un halo de seriedad social, y el guión juega a usar trampas (con el uso fraudulento de las tarjetas de crédito, parece que el equipo de film cree que éstas se siguen usando como se hacía en los 90).


Corto de cuidada producción, pero poca personalidad, podría parecer el piloto de una serie española por su factura y narración, sin salirse nunca del tiesto pese a que la historia parece requerir más desmadre. Pero a la vez parecen tener interés en mostrar su lado social, pero siendo todo tan falso no se logra. Sólo la escena de la peluquería casera y la vecina china presenta algo de verdad. Encima se introduce un personaje trans, simple y estereotipado y que más que cumplir con la cuota de integración LGBT parece un quiero y no puedo almodovariano, imaginamos primer referente de la directora.
El reparto se salva con el protagonismo de Maggie Civantos, una de las actrices con más personalidad del panorama actual y que dentro de lo que cabe está cómoda en el personaje. Sus compañeros como ocurre con todos los aspectos técnicos del corto, cumplen con su buen oficio. Excepto Carmen Lomana, que está más que perdida y desaprovechada en su cameo.
El corto, con sus caras conocidas y humor blando disfrazado de transgresora crítica social cumplirá su cometido, y esperemos que dé la oportunidad a la competente Carlota Pereda de mostrar su profesionalidad en proyectos con guiones más estimulantes y coherentes que el de Las rubias.

lunes, 1 de agosto de 2016

Nini

Nini es un sorprendente cortometraje con una vistosa producción que cuenta con multitud de interpretes y localizaciones, lo cual le da una riqueza que contrasta con su parquedad de planos y frialdad interpretativa, elecciones de puesta en escena del director, el veterano David Moreno (Zombi). El corto es de misterio, no sabemos que ocurre ni que conecta a los diversos personajes cuyo nexo en común en un joven interpretado por Alex Villazán, (no sabemos si nini ya que parece que sí que estudia...). Estos personajes no hablan y descubrimos que pese a no responder a sus esteréotipos, son delincuentes y van a realizar un robo por butrón. Como todas las películas de atracos están son entretenidas y Nini pese a su estilo seco no va a ser menos.


Se deslumbran multiples influencias, por un lado Bresson en su frialdad expresiva y su puesta en escena ascética. Por supuesto Jacques Becker, a cuya "La evasión" se hace una referencia explícita en la escena del butrón. Y su estilo distendido y sus amagos de humor nos retraen a Jacques Tati, Influencias que en por una vez restan en vez de sumar. ¿Por qué? Pues la sobriedad de Bresson funciona cuando se tratan temas más serios como la soledad, la fatalidad, el alma del ser humano... la lentitud que funciona en la célebre escena de Becker es por que hay un antes, un fatalismo y un suspense muy bien medidos... y el humor de Tati, pues se tiene o no se tiene (y aquí dejan el humor a un actor tan poco dotado para la comedia como Jorge Torrico...) al final todo esto lo que consigue es hacer perder originalidad y personalidad a la propuesta.

No obstante una obra muy digna pero que podía haber llegado más lejos, con un guión bastante redondo (como se explican las funciones en el atraco de los personajes más secundarios) que al final da un giro un tanto cuestionable cuando decide explicar, de forma muy confusa además, el hecho de que no hay diálogos en la película... no crea sorpresa, es tramposo (¿qué es eso de Doña Manolita, es un flashback?, y además sigue restando personalidad (no es una película estilísticamente muda, es otra cosa, y ah, existe otra peli muda/ no muda también de delincuentes llamada La tribu.... ).



Un reparto digno y bien elegido, con esos tipos españoles que tanto se veían en el cine español y escasean ahora (por ejemplo la pareja de la silla de ruedas). El joven Alex Villazán cumple llevando el peso del metraje a sus espaldas, y defendiendo ese final que podría ser la muerte para cualquier otro actor.

En cualquier caso muy loable el trabajo de Moreno, que al menos se molesta en buscar referentes y jugar con el estilo, no como la mayoría de los cortos españoles que se limitan a repetir fórmulas que "funcionan" en el circuito festivalero, con el piloto automático.

jueves, 21 de julio de 2016

Timecode

El cortometraje español que ha hecho historia ganando la Palma de Oro en Cannes (de momento, se auguran muchos premios), es un acierto total. Un corto mezcla de varios géneros: comedia, social, romántico, musical, e incluso al principio diríamos que podría ser un thriller. Y todo funciona a la perfección.


Comienza de una forma realista e incluso feísta, no hay lugar más triste que un parking, con una verdosa iluminación de tubos fluorescentes, dos personajes poco atractivos (no hay vestimenta menos favorecedora que el uniforme de guarda) y antipáticos, y no hay imágenes más feas que las grabadas por una cámara de seguridad.
Hay un pequeño misterio sobre un faro de un cliente roto que se resuelve bien pronto, con inesperado humor... y como se ha roto el faro es el motor de este corto, que da lugar a una fría historia de amor/desamor con esa ironía a la que nos tiene acostumbrado el cine nórdico y que tan poco se ve en España. El ritmo (de cada secuencia) y el humor mezclados con la soterrada crítica social y ese empeño en retratar la soledad e incomunicación del mundo actual nos trae a la mente a Aki Kaurismaki.
Pero la original trama, su forma de jugar con las cámaras y los códigos de tiempo, y el ritmo de la historia en sí le dan un toque más moderno y personal que nos puede recordar a películas americanas donde todo encaja.



Cuando ya nos ha cautivado el director con unos personajes que cada vez nos parecen más atractivos por su sensibilidad y personalidad (a destacar el especial carisma de Lali Ayguadé) nos damos cuenta que saca una especial belleza de lo que antes veíamos feo. La luz y los colores del parking se integran en una paleta muy bien combinada, las imágenes de las cámaras se antojan modernas y con ese punto de voyeur que sabe tratar muy bien, la pantalla partida, la música y sobre todo la danza moderna crean unos preciosos instantes de arrebatadora belleza y romanticismo. 

La otra "pareja" formada por Vicente Gil y Pep Domenech (que completan un perfecto reparto) nos vuelven a traer a la realidad casposa y ruin de nuestra España. Pero con humor.

Una obra maestra a la que encima perdonamos un garrafal fallo de guión (los dos protagonistas, como aquellos de Lady Halcón, apenas deberían coincidir unos segundos al día, y en un lugar distinto). Pero lo perdonamos ya que esa incongruencia lleva al corto a una nueva cota de expresividad estética.
Esperamos con ansia nuevos trabajos de Juanjo Giménez y que sean tan redondos como esta maravilla.

jueves, 23 de junio de 2016

La invitación

Susana Casares, directora española afincada en Los Angeles, donde dirigió el muy exitoso y potente "TryOuts", viene a España y vuelve al cine femenino social, temática de su anterior corto, sobre la integración de una adolescente de padres musulmanes en la frívola sociedad americana y más en concreto en el mundo de deportistas y animadoras. "TryOuts" era emocionante, muy bien realizado, perfectamente interpretado y con un fuerte calado social. En "La invitación" no consigue igualar su último corto pese a contar con cartas similares, al menos en el punto de partida, y sobre todo éste siendo éste último menos sincero y sentido. 


Pero no obstante consigue un corto amable y para todos los gustos, con su mensaje sobre la crisis ahí, un poco obvio y metido con calzador, pero que sirve de partida para montar un ingenioso y entretenido producto que hará las delicias de todo tipo de público, y que ante todo debería hacer llegar su mensaje a quien va dirigido, los más pequeños, si es que los cortos alguna vez llegan a los niños... Imaginamos que antes recorrerá el circuito festivalero con éxito y recogida de premios pertinente y después quizás llegue a ese público infantil que más sacará partido de esta historia de niñas con secretos. 

Pero los mayores también disfrutarán de l de espléndida factura que comienza con la invitación de una niña a sus amiguitas malcriadas a dormir a su casa. Normalmente los niños llenan la pantalla con su naturalidad pero en este caso pese al esfuerzo de las interpretaciones no están especialmente brillantes, aunque se pueden destacar algunos momentos: los del roba escenas del hermano pequeño y la escena de bonita complicidad con la que se cierra el corto.

Esperemos que el próximo proyecto de la solvente directora tenga la fuerza de su penúltimo corto.

domingo, 24 de abril de 2016

El trastero

El veterano director Gaizka Urresti vuelve a la carga con un corto sencillo y sensible, pero con una cuidada producción y un reparto de primera. A Carmelo Gómez, un actor cada vez más alejado del cine (en principio porque se niega a hacer castings), es difícil verle fuera de los escenarios últimamente, con lo que poder disfrutar de su presencia en un corto es un lujo. Interpreta a un hombre de negocios, aparentemente ocupado y frío, que se verá abocado a enfrentarse con sus más tiernos sentimientos. Una carta le dice que ha de ir a buscar unos muebles de su familia, y él ha de cumplir el tramite, imaginamos que por compromiso, pero dado su carácter, también para sacar alguna tajada. Como veremos después, desde pequeño estaba orientado a buscar dinero, como comprobamos en un momento fundamental del corto.
Pero una vez enfrentado al interior de ese trastero, con los muebles de la casa de su infancia que fueron depositados allí cuando sus desvalidos padres debieron de trasladarse a una residencia ya que sus hijos se encontraban en el extranjero. Años después murieron sin contar a sus descendientes el secreto. Cual magdalena proustiana, los sillones, muebles camas y otros enseres familiares trasladan a nuestro protagonista a un mundo de recuerdos de infancia. El sillón donde él encontraba las monedas pérdidas por su padre, la cama donde su padre le leía libros, el salón donde se materializaba la magia cada seis de enero. Momentos de gran calado emocional que se ven reflejados en pantalla con unos deliciosos flashbacks donde vemos a los protagonistas cuarenta años antes cual fantasmas siendo observados por el protagonista. Un precioso recurso tener en plano a los dos actores que interpretan al mismo personaje.

Pese a los grandes logros el corto se pasa de sensible llegando a lo sentimentaloide. La culpa principal la tiene la música, una música omnipresente que rocía azúcar por cada escena que toca. Es una pena que pese a que los recuerdos que vive el personaje principal tienen un toque amargo (la primera vez que habla de la muerte con su padre, la doble pérdida de la inocencia en una misma noche (en la que descubre el sexo y la verdadera identidad de los Reyes Magos), todo tiene un cariz demasiado ñoño por culpa de esa asfixiante banda sonora. No sólo por eso, también algunas interpretaciones y en general el enfoque de Urresti a la hora de abordar la puesta en escena lo resaltan. Es curioso que en el corto nombran la serie española Cuéntame, pero aunque no hubiese esa referencia explícita es seguro que nos vendría a la cabeza. El trastero tiene esa gran profesionalidad de la buena ficción televisiva, pero adolece de cierta falta de personalidad. La dirección es académica y los buenos hallazgos quedan diluidos en la convencionalidad.
La personalidad del director viene más dada en el tema del paso del tiempo y la soledad de los ancianos... que lo entronca directamente con su anterior corto, el premiado, original y maravilloso Abstenerse agencias. Como en aquel, combina nostalgia con actualidad. El guion (del propio director basado en un relato de Carlos del Amor) es lo mejor del corto, y en su breve recorrido además de desarrollar la historia principal le da tiempo a dar muy buenas pinceladas sobre la realidad de hoy en día, la globalización y la crisis.

El reparto está bien, sobre todo el gran Carmelo Gómez que compone una sutil interpretación con un personaje con gran recorrido, es muy emotivo ver a este hombre de negocios sucumbir a los recuerdos. La eterna promesa Unax Ugalde no destaca tanto como padre pero es de agradecer su profesionalidad y experiencia. Y Gorka Aguinagalde borda su personaje de encargado del almacén, dando frescura a la trama. El resto del reparto no desentona, ni los niños ni la madre.
En definitiva, un bonito corto al que auguramos grandes premios, sobre todo del público, en el que todo encaja, tocará la fibra sensible de todos y con su bonito final deja un buen sabor de boca que hará que permanezca en el recuerdo como aquellos muebles en el alma del protagonista.

viernes, 22 de abril de 2016

El pescador

Elogiable es el esfuerzo de Alejandro Suárez y su equipo de rodar en Hong Kong y en cantonés esta espectacular producción, en la que intuimos menor presupuesto del aparente ya que los resultados de la postproducción son excelentes.
Enmarcado en el género fantástico no deja tocar otros temas, funcionando incluso mejor en la primera parte, más social y autóctona que en la previsible pero eficaz parte final de efectos especiales.
Un viejo pescador a punto de perder su medio de sustento de vida es se resiste a dejase engullir por el mundo globalizado del que el puerto de Hong Kong es un metafórico y perfecto escenario: las pequeñas embarcaciones tradicionales se combinan con grandes cargueros y los imponentes rascacielos, muestra del capitalismo que ataca a nuestro protagonista con alargados tentáculos, los últimos en forma de capos locales a los que ha de hacer cara el testarudo pescador. Decide luchar hasta el final por conservar su barco y hacerse a la mar para conseguir una captura que salde sus deudas, algo bastante improbable que le convierte en quijotesco personaje.

Él solo en la noche deberá luchar ahora contra un peligro más físico, un monstruo de las profundidades marinas cuyo valor metafórico realza la primera parte, y como ha demostrado a sus acreedores y vecinos, luchará hasta el límite de sus fuerzas para vencer al monstruo.
Un espectacular final con una excelente fotografía nocturna, gran uso del montaje y de la postproducción para convertir en real el peligro con maestría para solventar la falta de medios, hacen de este corto una magnífica carta de presentación. Lo único reprochable es que esta parte quizás esté demasiado alargada y los momentos de la lucha sean repetitivos, a lo que no ayuda que haya sólo un personaje que pese a que es admirable en su determinación no es especialmente carismático.
En cualquier caso, y volviendo a la metáfora, es encomiable la determinación con la que estos jóvenes españoles luchan contra superproducciones, usando sus propias armas para conseguir hacerse un hueco en el competitivo mundo del fantástico y del cine de acción, como ya habían conseguido con su también espectacular cortometraje bélico Hidden Soldier.

lunes, 21 de marzo de 2016

El corredor

El último ganador del Premio Goya al Mejor Cortometraje es una obra firmada por el laureado director José Luis Montesinos.
Un corto aparentemente sencillo pero con un guión muy bien construido que entretiene y nos mantiene envueltos en la intriga de este juego de casualidades y engaños con la crisis económica de fondo, pese a la previsibildad de la trama en la segunda mitad, aunque no tan importante ya que forma parte del mecanismo que el espectador haga sus cábalas sobre quien dice la verdad.

Un corredor de mediana edad se encuentra con un "elegante" hombre más joven, a quien no recuerda pese a haber sido su empleado anteriormente ¿o sí le recuerda? El más joven le culpa se haberle dejado en el paro, para lo cual el arruinado jefe tiene una justificación, su empresa fue víctima de la crisis y ahora está arruinado ¿o no?, el antiguo empleado le cree ¿o no? y así sucesivamente en un juego de posibles verdades e identidades que funciona a la perfección. Tecnicamente saca lo mejor del lugar donde está rodado, un muelle de un puerto deportivo que da vida al corto, el lugar límite donde los ricos se separan de la clase media en sus yates. Un exterior dinámico y vivo, algo poco común en el corto español, del que se saca gran partido con la profundidad de campo en puntuales momentos, lo que es de lo más destacable en la dirección de Montesinos, sencilla, realista y precisa, justo lo que el corto necesita. Además una ajustada dirección de actores saca lo necesario de los protagonistas, sobretodo de Miguel Ángel Jenner, el corredor; mientras que echamos en falta una interpretación más expresiva y gamberra en el personaje de Lluís Altés. El moderno pero no estridente montaje y la fría y funcional fotografía, con buen juego de enfoques y movimientos, ayudan a redondear un corto que si bien no es espectácular tampoco le hace falta.
En definitiva, una de nuestras opciones favoritas, un engranaje perfecto y con contenido social (aunque no de tan largo alcance), muy digno ganador del premio Goya.