Corto de cuidada producción, pero poca
personalidad, podría parecer el piloto de una serie española por su
factura y narración, sin salirse nunca del tiesto pese a que la
historia parece requerir más desmadre. Pero a la vez parecen tener
interés en mostrar su lado social, pero siendo todo tan falso no se
logra. Sólo la escena de la peluquería casera y la vecina china
presenta algo de verdad. Encima se introduce un personaje trans,
simple y estereotipado y que más que cumplir con la cuota de
integración LGBT parece un quiero y no puedo almodovariano,
imaginamos primer referente de la directora.
El reparto se salva con el protagonismo
de Maggie Civantos, una de las actrices con más personalidad del
panorama actual y que dentro de lo que cabe está cómoda en el
personaje. Sus compañeros como ocurre con todos los aspectos
técnicos del corto, cumplen con su buen oficio. Excepto Carmen
Lomana, que está más que perdida y desaprovechada en su cameo.
El corto, con sus caras conocidas y
humor blando disfrazado de transgresora crítica social cumplirá su
cometido, y esperemos que dé la oportunidad a la competente
Carlota Pereda de mostrar su profesionalidad en proyectos con guiones más
estimulantes y coherentes que el de Las rubias.
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