Y es que Voice Over funciona como un gran e impactante anuncio que vende... el propio cortometraje. La espectacularidad de las escenas, la tensión de las subtramas, el sonido y la música, la emoción conseguida al final con la sorpresa de descubrir a quien se dirige el narrador, el montaje en paralelo, la bonita canción francesa, todo encaja a la perfección para abrumar y dejar encantado al que lo ve.
Esto no debe quitar mérito a sus responsables, si no todo lo contrario, crean sensaciones y demuestran que pueden invertir el dinero en espectáculo.
La voz en off que nos habla directamente en segunda persona ayuda mucho a introducirnos en esta particular pesadilla que acaba con un momento por el que todos hemos pasado. Por cierto, está en francés, sorprende la elección de este idioma teniendo en cuenta que es una obra española y el título es en inglés, cuando el idioma elegido tampoco ayuda especialmente en la distribución... quizás sea para relacionarlo con la canción del final.
En este corto no hay personajes, puesto que lo que se busca es hacer protagonista al espectador, por eso y como en la publicidad los personajes son apenas arquetipos, y ni el solvente Jonathan D. Mellor interpretando tres papeles ni los niños pueden hacer mucho más que ser vehículos para poner en imagenes las palabras de la potente voz de Feodor Atkiné.
Aplaudimos la originalidad y la fuerza del corto pero preferimos historias más humanas, personajes de carne y hueso y un punto de vista personal.
Lo mejor: La estructura novedosa y fuera de convenciones.
Lo peor: La falta de una verdadera personalidad.
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