domingo, 12 de mayo de 2013

Voice Over

Esta obra de Martín Rosete es uno de los cortometrajes más relevantes de los últimos años, y no deja indiferente a nadie. Tiene grandes admiradores pero también detractores, aunque estos son minoría sobretodo teniendo en cuenta la cantidad de premios recibidos. La expresión matar moscas con cañonazos parece estar pensada para esta pieza, puesto que se gasta miles de euros de presupuesto, viaja en el tiempo y en el espacio, nos mutila y nos enfrenta con criaturas extraterrestres, nos sitúa al borde de la muerte... para contarnos un beso entre dos niños. Una idea original, sorprendente y refrescante que se acerca más al lenguaje publicitario que a la narrativa de ficción.




Y es que Voice Over funciona como un gran e impactante anuncio que vende... el propio cortometraje. La espectacularidad de las escenas, la tensión de las subtramas, el sonido y la música, la emoción conseguida al final con la sorpresa de descubrir a quien se dirige el narrador, el montaje en paralelo, la bonita canción francesa, todo encaja a la perfección para abrumar y dejar encantado al que lo ve.
Esto no debe quitar mérito a sus responsables, si no todo lo contrario, crean sensaciones y demuestran que pueden invertir el dinero en espectáculo. 
La voz en off que nos habla directamente en segunda persona ayuda mucho a introducirnos en esta particular pesadilla que acaba con un momento por el que todos hemos pasado. Por cierto, está en francés, sorprende la elección de este idioma teniendo en cuenta que es una obra española y el título es en inglés, cuando el idioma elegido tampoco ayuda especialmente en la distribución... quizás sea para relacionarlo con la canción del final.
En este corto no hay personajes, puesto que lo que se busca es hacer protagonista al espectador, por eso y como en la publicidad los personajes son apenas arquetipos, y ni el solvente Jonathan D. Mellor interpretando tres papeles ni los niños pueden hacer mucho más que ser vehículos para poner en imagenes las palabras de la potente voz de Feodor Atkiné. 
Aplaudimos la originalidad y la fuerza del corto pero preferimos historias más humanas, personajes de carne y hueso y un punto de vista personal. 


Lo mejor: La estructura novedosa y fuera de convenciones.
Lo peor: La falta de una verdadera personalidad.




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