miércoles, 2 de marzo de 2016

En la azotea


Desde la escuela de cine catalana ESCAC salen todos los años cortometrajes que trascienden por mucho su concepto de trabajo de clase. Y En la azotea es uno de ellos. Uno de los mejores cortos del año en el que el joven Damiá Serra Cauchetiez se perfila como un alumno con mucho futuro.

En la azotea es una pieza aparentemente sencilla, sobre todo en su guión. Unos adolescentes se reúnen en verano en una azotea para ver a una vecina de un edificio más bajo que toma el sol desnuda. Los jovenzuelos, algunos demasiado cerca de la infancia para conocer el verdadero deseo sexual, hacen todos los comentarios y bromas que los machitos de su edad hacen en grupo, presumiendo de su virilidad y de su libido. Pero quizás sea una pose en alguno de ellos. El prota prefiere mirar de reojo a un vecino, y su panda parece que le pilla.

Esta historia, además de su claro valor social y educativo, pues habla de homofobia y actitudes machistas, es un prodigio de narración. Crea suspense por saber que va a ocurrir si el secreto es descubierto, pero la historia va más allá y nos lleva a una situación emocionante de las que te congelan en el asiento cuando se exige la prueba de hombría, encaramarse a la barandilla poniendo en riesgo la vida. Una prueba que en el fondo no tiene nada que ver con la homosexualidad si no con la valentía y el ser consecuente con uno mismo.

La dirección del joven Damiá es modélica. Destaca sobre todo la dirección de actores, un prodigio ya que saca gran naturalidad de todos ellos dando gran veracidad a la historia, pero además consigue definir cada carácter. Nils Cardoner está sencillamente perfecto como el sensato y valiente chaval que oculta su secreto pero que aprende a ser honesto consigo mismo. Mientras que Roger Príncep, como el líder de los machitos, crea un personaje odioso al que para sorpresa, acaba dando un interesante nivel de ambigüedad.
No sólo mediante la interpretación se definen los personajes, y es  muy interesante como mediante la posición y distintos encuadres une en grupo (casi manada) a los chavales o los separa en los momentos en los que corresponde el guión. Unido a una puesta en escena dinámica y que consigue dominar la intriga y el retrato psicológico. Un bonito final pone el broche de oro a un trabajo de matrícula de honor.

La película, pese a su mensaje social, no es nada moralista y este aparece sin estar forzado ni edulcorado ni es nada artificial como tantos otros cortos a los que se le ve la intención, y pese a ser un proyecto de escuela es bastante valiente al presentar desnudos, un lenguaje bastante ordinario, personaje(s) gays y actitudes machistas en un entorno preadolescente.

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